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Falcon 9 es un vehículo de lanzamiento hecho por la empresa de fabricación y exploración aeroespacial fundada por Elon Musk, SpaceX. Es parcialmente reutilizable y usualmente ofrece servicios de lanzamiento y transporte para la Estación Espacial Internacional (ISS por sus siglas en inglés). El 11 febrero de 2015 ayudó en el lanzamiento del satélite meteorológico espacial desde la Estación de la Fuerza Espacial de Cabo Cañaveral en Florida, Estados Unidos.

Completó un largo viaje al transportar el satélite de la NOAA (Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica) a un punto de Lagrange, una posición de gravitación neutral. Sin embargo, la segunda etapa del viaje se tornó difícil.

Llegó a una altura tal que no tuvo suficiente combustible para regresar ni la energía para escapar la atracción gravitacional entre la Tierra y la Luna. Dende entonces ha seguido una ruta caótica.

Concepto del satélite meteorológico de la NASA, DSCOVR.
Créditos de la imagen: https://solarsystem.nasa.gov/missions/DSCOVR/in-depth/

Los expertos estiman que el cohete está en camino a intersectar con la Luna a una velocidad de 2.58 kilómetros por segundo, lo cual sucedería en una cuestión de semanas. Se cree que el choque sucederá la cara más lejana del astro respecto a la Tierra, cerca del ecuador y que sucederá aproximadamente el 4 de marzo. Sin embargo, diversos factores, tales como la luz del Sol, podrían alterar su órbita.

Por otro lado, los científicos indican que es poco probable que la colisión pueda verse desde la Tierra. Incluso si chocara contra la parte más cercana a nuestro planeta, para esas fechas habría novilunio.

A pesar de lo interesante que pueda parecer y del entusiasmo de algunos, el evento no representa algo de qué preocuparse. Parece que el destino de Falcon 9 no es nada diferente a lo que suele suceder con la basura espacial.