30 de noviembre de 2023

Apalancado

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Opinión – ¿Por qué nos burlamos de les whitexicans?

Esta entrada forma parte de "Preguntas de une chique queer", una columna de nuestre periodista Alex Reséndiz. Les invitamos a leer su trabajo en las secciones de Movimientos Sociales y Política Nacional.

En los últimos años, las redes sociales se han inundado de miles de memes, páginas y grupos de Facebook, así como cuentas de Twitter e Instagram en las que se retrata de manera burlesca a mexicanes de tez blanca adinerades y en posiciones privilegiadas que reproducen conductas clasistas y racistas, a quienes se les ha apodado como “whitexicans”. Mediante estos memes y publicaciones, les usuaries buscan mofarse y ridiculizar las actitudes de les whitexicans ante situaciones cotidianas. A pesar de que este fenómeno se ha abordado mayormente con humor, creo que puede fungir como una ventana para conocer más a fondo algunas de las problemáticas sociales en México. Por ello, me pregunto ¿por qué nos burlamos de les whitexicans?

Antes de comenzar a indagar en el tema, debemos cuestionarnos: ¿qué es lo que define a les whitexicans? Aunque algunas personas podrían argumentar que el ser blanco es el requisito principal para ser whitexican, yo difiero. Considero que la base de lo whitexican no está en la blanquitud en sí, sino que en los privilegios que esta conlleva. A pesar de que ser blancos les otorga privilegios, su blanquitud no es más que un simple ornamento. Otros factores, como lo son su poder adquisitivo o las posiciones de poder que ostentan, resultan más indispensables para la identidad whitexican que la blanquitud. Es la suma de sus privilegios y el poder que gozan lo que les vuelve ignorantes y extrañes ante la realidad mexicana. El acceso a escuelas privadas, la posibilidad de viajar recurrentemente a playas y sitios turísticos dentro y fuera de México, o el contar con personal doméstico son algunos de los privilegios a los que la mayoría de les mexicanes no tienen acceso, pero que para les whitexicans representan su cotidianidad.

Vale la pena aclarar un punto crucial en esta discusión: la crítica y la burla hacia les whitexicans no constituye un acto clasista ni racista. Aunque muches de elles etiqueten las mofas en su contra como “racismo a la inversa”, elles no son discriminades por su tono de piel, son señalades por su falta de sensibilidad ante la realidad mexicana. Recordemos que el racismo es la violencia y discriminación sistemáticas que históricamente se han ejercido en contra de personas racializadas. Este sistema de opresión recompensa la blanquitud, brindándoles privilegios a las personas blancas por el simple hecho de serlo, mientras que condena la negritud y justifica la violencia en contra de las personas racializadas. Por ello, les whitexicans no pueden sufrir racismo, ya que elles son parte de este grupo opresor que se beneficia del sistema racista en el que vivimos. Del mismo modo, no puede existir un “racismo a la inversa”, ya que no existe un sistema que históricamente les discrimine sólo por ser personas blancas. Por ello, quiero recalcar que al hablar de lo whitexican discutiré sobre sus privilegios, no sobre su color de piel.

Una vez aclarado que la blanquitud no es la razón detrás de las críticas y las burlas, ¿a qué se debe el rechazo que sentimos hacia les whitexicans? Una de las principales razones por las que son criticades es su desconexión con la realidad que millones de mexicanes afrontan día con día. De acuerdo con datos estadísticos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), el 43.9% de la población vive en situación de pobreza. En este contexto, la realidad que vive la mayoría de les mexicanes es radicalmente diferente a la que aspiran les whitexicans. Dados sus privilegios y su posición socioeconómica, les whitexicans desconocen las problemáticas y carencias a las que se enfrenta el resto de la población. Al estar nublades por su burbuja de privilegios, les whitexicans replican discursos racistas, clasistas y meritocráticos, pues buscan juzgar desde su posición a quienes no “están a su nivel”. Comentarios comunes entre whitexicans como “el pobre es pobre porque quiere” demuestran lo sesgada que es su visión y entendimiento de la sociedad mexicana. Por ello, cuando sus comentarios y conductas ponen en evidencia el contraste tan marcado entre el contexto en el que viven y la realidad mexicana, se les señala de insensibles y ridícules.

Aunque visitar pueblos mágicos, consumir productos artesanales o el tomarse fotos con les lugareñes se han convertido en algunos de los sellos más distintivos de lo whitexican, estas actividades por sí solas no implican ser whitexican. Son comentarios como “vine a Tulum para conectar con nuestras raíces” o “vibrando alto en San Miguel de Allende” los que han caracterizado la identidad whitexican. De manera similar, el renombrar alimentos o prácticas de la cotidianidad mexicana con el fin de aparentar un estatus social mayor se ha vuelto otra característica de lo whitexican. Solo elles son capaces de llamar “cápsulas de maíz con acentos de salsa esmeralda y núcleo de jabalí doméstico” a un tamal verde con carne de cerdo. La constante desconexión con la realidad mexicana y su aspiración a emular culturas europeas o norteamericanas es lo que nos resulta risible. Les whitexicans, desde su burbuja de privilegios y su anhelo por imitar lo europeo y lo estadounidense, buscan experimentar la cotidianidad mexicana, pero al mismo tiempo tratan de distanciarse del resto de les mexicanes. Esto les lleva performar una “mexicanidad” de la que elles mismes quieren desentenderse. A esto llamaría yo “la paradoja de lo whitexican”. 

Esta paradoja se sustenta en el racismo y el colorismo mexicanos. Les whitexicans no quieren ser relacionades con las ideas racistas que tanto extranjeros como mexicanes han construido sobre México. Esa escena hollywoodense con un filtro sepia que encuadra la desigualdad, la violencia y la pobreza que vivimos en México. No, lo que los whitexicans quieren es “conectar” con lo que les extranjeres disfrutan y aprecian del país: los sitios turísticos. Por ello, sitios como playas o pueblos mágicos son su principal destino, pues buscan dar ante el mundo una visión distorsionada e idílica de México. Les whitexicans se esmeran en performar una mexicanidad vista a través de los lentes del capitalismo europeo y americano, ese que premia todo aquello que les produce riqueza y que desprecia todo lo que no está hecho explícitamente para su consumo. Al responder a estas visiones capitalistas y extranjeras, les whitexicans se desentienden y pierden noción de nuestra realidad mexicana. Esta desconexión explica otra conducta característica muy criticada de les whitexicans: la mentira del salvador blanco. 

La mentira del “white savior” o salvador blanco se basa en que personas privilegiadas –en su mayoría blancas– buscan utilizar sus privilegios en beneficio de personas racializadas, quienes son víctimas de los sistemas de opresión y violencia que las mismas personas blancas perpetúan. El problema yace en que la ayuda que pretenden ofrecer es mayormente no requerida ni pedida, además de deshonesta. En este caso, las personas blancas actúan una solidaridad y compasión vacías con el simple hecho de aparentar ser buenas personas. Por ello no es extraño ver a millonaries que donan una milimétrica parte de su abrumante riqueza a comunidades marginadas.

Esos modelos estadounidenses del salvador blanco los han traducido a la escena mexicana, donde en más de una ocasión hemos visto a influencers, polítiques y celebridades –en su mayoría whitexicans– realizando actos de caridad ante las cámaras, para demostrarnos el interés que tienen por un México mejor. Sobrará decir que, a mi parecer, no es más que la evolución de este performance de la mexicanidad, en el que ya no sólo se desentienden de lo mexicano, sino que también buscan presentarse bajo una luz benevolente con la que ayudan a les más necesitades. Esto es para mí el pináculo de la paradoja, en el que no quieren que se les relacione con ese México corrupto, violento y pobre, en el que ya no quieren siquiera ser vistos como el resto de nosotres, sino que quieren aparentar y presentarse como extrañes de su propio hogar para que cuando hagan un acto de bondad deshonesto se les aplauda como les héroes que son. 

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