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Este lunes, el presidente López Obrador advirtió sobre la violencia de la marcha del 8 de marzo, de la cual presume tener información de grupos que “se están preparando con marros, sopletes y bombas Molotov”.

Esta respuesta del presidente no es sorprendente, ya que en varias ocasiones ha desprestigiado al movimiento feminista diciendo que es un ataque neoliberal hacia él; además que este año, igual que el anterior, ha preparado vallas y cuerpos de seguridad para proteger el Palacio Nacional, mostrando así su falta de solidaridad hacia el movimiento.

Por este tipo de actitudes del gobierno, y la falta de medidas que hay para resolver la violencia que viven las mujeres en México diariamente, las protestas ya han comenzado en la semana en que se conmemora el día de la mujer.

Por eso, en este comienzo de semana, las vallas ya fueron intervenidas y el mensaje de la lucha alcanzó el cielo. Pues, el día de ayer, miles de personas fueron testigos de un Zeppelin que volaba sobre el discurso machista del presidente.

El Zeppelin, que era de gran tamaño, llevaba inscrito a un costado “10 feminicidios diarios” como un recordatorio de lo que motiva a millones de mujeres a marchar por todo el país, para pedir justicia por sus amigas, hermanas, madres, y todas las mujeres que han sido a víctimas de estos terribles crímenes qué sucede en todos los días.

Al otro costado del zeppelin se lamentaba la muerte de todas estas mujeres bajo la insignia “ninguna en el olvido”.

De esta manera, se espera que el mensaje sobre la lucha de no sólo el 8 de marzo, sino de todo el año, quede claro ante los intentos del gobierno de desprestigiar al movimiento como tanto lo ha hecho.

Pues es verdad que en las marchas pasadas se ha vivido un riesgo que pone en riesgo la salud de todas las mujeres que atienden. Sin embargo, en más de una ocasión se han comprobado y documentado las infiltraciones que ocasionan estos problemas.

La realidad es que hoy los contingentes se están preparando, no con bombas molotov, sino con Pepto Bismol para aplicar a los daños que causan los gases que lanzan los policías y los infiltrados a mujeres de todas las edades que caminan pacíficamente junto a sus amigas, así como se están preparando para las detenciones ilegales y para los encapsulamientos, por parte del gobierno, que asustan a miles de manifestantes que sólo van a pedir una cosa: “Dejen de matarnos”.

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