¿De qué va el boicot editorial en contra de las publicaciones científicas rusas y qué repercusiones tiene en la comunidad científica internacional?

Desde que el conflicto entre Rusia y Ucrania empezó, la comunidad científica ha intentado actuar de su lado para que la guerra termine. Esto ha generado varios dilemas porque puede que la ciencia y los nuevos descubrimientos se queden de por medio. Es decir, en los primeros días, la ciencia del exterior decidió romper sus relaciones con especialistas rusos. Esto se hizo con la esperanza de poner presión a que la guerra terminara. Sin embargo, ahora las autoridades de Moscú han reaccionado y han eliminado el requisito que obligaba a las científicos y científicos de la región a publicar en revistas extranjeras reconocidas. De tal forma que ahora la información científica se está quedando aislada en ambos lados.
Todavía hay muchas personas que están de acuerdo con excluir a Rusia de las publicaciones. Un ejemplo reciente de esto fue Olesia Vashchuk, la directora del Consejo de Jóvenes Científicos de Ucrania en el Ministerio de Educación y Ciencia. En dos cartas que se publicaron al inicio de mes, ella mencionó que “los científicos rusos no tienen derecho moral a retransmitir ningún mensaje a la comunidad científica mundial” y que por esta razón estaba bien que se les retirara a los científicos rusos de la comunidad científica mundial.
Por otro lado, algunos rusos han opinado al respecto y creen que estas medidas son incorrectas. Para la comunidad rusa, estos boicots editoriales representan un problema porque están empobreciendo los canales diplomáticos que normalmente se encuentran en la ciencia. Además de que creen que hay muchas opiniones que simplemente se están dejando de escuchar y se asume que la comunidad rusa opina algo sólo porque el gobierno ruso actúa de cierta manera.
Actualmente, hay algunas revistas reconocidas que se encuentran en posiciones intermedias en este debate puesto que todavía no rompen sus relaciones con la comunidad rusa aún cuando se han pronunciado en contra de la invasión rusa. Estas son “Science” y “Nature” que han expresado su rechazo total ante el conflicto bélico, pero no han tomado la decisión de aislar a los científicos rusos como el resto de las publicaciones. Ellos creen que este boicot editorial estaría dividiendo al mundo y que los conocimientos académicos sólo podrían sufrir un estancamiento.
Ciertamente cada revista está tomando las decisiones que cree convenientes. Por ejemplo, “Web of Science” que decidió, desde el 11 de marzo, cerrar sus instalaciones en Moscú, así como suspender la evaluación de revistas nuevas provenientes de Rusia y Bielorrusia.
Esto apenas es un inicio y todavía no se sabe con certeza qué consecuencias va a traer. La mayoría de la comunidad científica espera que estos bloqueos de información sirvan para apresurar el final de la guerra, pero no se sabe qué va a ocurrir o cuándo sea que esto suceda.
Tampoco se sabe si la comunidad rusa va a actuar de alguna manera en específico ante los demás bloqueos que siguen ocurriendo en la ciencia. Por ahora, para los científicos rusos está claro que cualquier posición puede ser peligrosa puesto que, aunque se manifiesten en contra de la guerra, las autoridades sólo están respondiendo con arrestos y más violencia.
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