Opinión – Nuestras palabras, nuestro mundo

Cada vez que despertamos, llegan pensamientos diversos, tal vez conectados a nuestro más reciente sueño, que nos llevará a ideas relacionadas con él; o tal vez, y quizás sea lo más frecuente, nos despertamos con el sonido de la voz del locutor de la estación que dejamos al encenderse la alarma de nuestro radio o con la música de nuestro celular, que puede conllevar la voz, las palabras de la canción de nuestro cantante favorito; y si es el caso de que despertamos con solo una melodía, ésta acompaña nuestros primeros pensamientos al despertar. Mi punto es que desde que tomamos conciencia al iniciar nuestra jornada y hasta en nuestros sueños cuando ya descansamos, nuestros pensamientos, nuestras palabras, sean emitidas o pensadas siempre nos acompañan y son parte de nosotros.
Al emitir una palabra, generalmente evocamos una imagen; por ejemplo: si decimos –mesa- o -gato- vendrá a nosotros la imagen de la mesa del comedor de nuestra casa o la imagen del gato del vecino, que es el gato más cercano que tenemos. Y a menos que hablemos de una cosa en específico, cada quien tendrá una idea diferente de “mesa” o “gato” a menos que digamos –el gato con botas de la película de “Shrek”; entonces todos tendremos la misma imagen de gato: un gato amarillo, de grandes ojos verdes y que tiene botas.
Nuestras palabras, nuestras ideas son fundamentales en nuestra vida cotidiana y podemos tener serios problemas si no sabemos definir o comunicar lo que pensamos, y en cambio, podemos conectarnos realmente al saber definir nuestras ideas.
Podemos afirmar que la palabra es una parte esencial del ser humano, tan esencial que durante muchos milenios fue la vía de transmisión del conocimiento y sabiduría de la humanidad, ya que ambos fueron transmitidos vía oral en muchas civilizaciones antiguas.
Con el paso del tiempo y a medida que se dio el desarrollo civilizatorio surgieron otras formas de transmisión del conocimiento, pero aún hoy en día, no obstante de todo el avance y alcance científico y tecnológico que se ha desarrollado; es sin duda la palabra, el primer y más esencial elemento que pensamos.
De esta imperiosa necesidad de comunicarse, surgieron los medios masivos de comunicación, que buscan llevar información y entretenimiento en nuestros días a todo el planeta. Ya que si hacemos un recuento de ello, cuando no bastó con la palabra hablada para transmitir nuestros pensamientos porque a quien deseábamos hablarle se encontraba muy lejos para que nos escuchase; se dio el paso a la palabra escrita que llegó a nuestro receptor a través de cartas o libros; luego nuestra comunicación quiso ser más rápida y se inventó el telégrafo y el teléfono, para comunicarnos desde grandes distancias con algunas personas en específico, pero también llegaron la radio, la televisión y el cine para llevar información y/o entretenimiento a más número de personas y a muchos lugares al mismos tiempo. Llegando al uso de internet, nuestro pináculo actual en las comunicaciones.
Pero dejando a un lado el hecho de que para el ser humano es primordial la palabra, como primer eslabón de la comunicación humana y la vía primaria para dar y recibir conocimiento. La palabra también es esencial y de gran importancia pueden definirnos a nosotros mismos; ya que, si recibimos palabras positivas sobre nosotros, tenderemos a formarnos una idea positiva de nosotros y viceversa, lo que nos llevará a tener éxito o no en lo que nos propongamos. Y esto puede parecer algo muy sabido e incluso del discurso cotidiano de los grupos conocidos de “autoayuda” o grupos motivacionales, pero realmente el manejo y uso de nuestra palabras son los que conforman nuestra vida y lo que nos rodea. Como se tuvo muy en cuenta en la antigüedad.

Es importante retomar la importancia de la palabra como lo hacían las antiguas culturas; en ellas, la palabra era sagrada, pues conllevaba implícitamente la creación.
Para comprender mejor este concepto, comenzaré con recordar a la antigua cultura griega; donde surge el concepto de “Lógos”.
Lógos es una palabra griega que tiene varios matice s en su significado:
Logos (del griego λóγος -lógos- ): pensamiento, concepto, palabra, razón.
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“Término que inicialmente designaba la ley universal, la base del mundo, su orden y armonía. Uno de los principales conceptos de la filosofía griega. Heráclito habla del logos como de la ley y el órden: todo se realiza según el logos, que es eterno, universal y necesario. Platón y Aristóteles entienden el logos como ley del ser y como principio lógico. Los estoicos designaban con este término la ley de los mundos físico y espiritual, ya que ellos se funden en una unidad panteísta (Panteísmo). El representante de la escuela judío-alejandrina Filón (siglo 1) desarrolló la doctrina del logos como fuerza divina (razón) creadora: intermediaria entre Dios y el mundo y el hombre creados por él. Encontramos la interpretación análoga del logos en el neoplatonismo y en los gnósticos y, más tarde, en la literatura cristiana, en la cual el logos es identificado con Cristo. En la Edad Moderna, Hegel en su filosofía llamaba logos el concepto absoluto. Los representantes de la filosofía idealista religiosa en Rusia (Trubetskói, V. Ern y otros) trataban de resucitar la idea del logos divino. En la filosofía oriental, los conceptos de tao y, en cierto sentido, de dharma son análogos al de logos.”1
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Como podemos ver, para la antigua civilización griega, la palabra hablada, la razón, el entendimiento, también estaba relacionado con la Ley, la Esencia y la Armonía Universal. Por ello era tan valorado el pensamiento, si recordamos, los griegos de tiempos de Platón y Aristóteles no leía ni escribían, eso era labor de esclavos (considerados seres inferiores), ya que para ese tiempo la memoria era considerada incluso una virtud, porque lo que emanaba de la mente o logos era eterno, ¡cómo se podía confiar en el papel! De esta Cultura Helénica, heredará Occidente la idea de que la razón está por encima del sentimiento y todo lo relacionado al cuerpo físico.
Para comprender y valorar realmente lo que es la palabra para nuestra vida es necesario hacer un alto para dirigirnos a los orígenes de la comunicación humana y cómo a raíz de ella, la humanidad y la historia de esta, fue transformándose en un conjunto de saberes que llevaron a conformar los conceptos filosóficos y sociológicos de cultura y civilización que ahora tenemos, claro está, con sus diversas variantes conceptuales.
Comenzaré por ello, con las evidencias más antiguas de transmisión oral, los mitos y leyendas sobre el LOGOS en próximas entregas de esta columna.
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- Victoria Carrasco Sánchez
Directora General de Radiosofando
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Esta entrada forma parte de la columna “λóγος” (Logos) escrita por nuestra colaboradora Victoria Carrasco Sánchez, Directora General de Radiosofando. Les invitamos a seguir su trabajo en la sección internacional, donde cubre notas relacionadas con la cultura y la filosofía.
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