8 de diciembre de 2023

Apalancado

Lo más coherente e incoherente del mundo

Cómo Miah Cerillo, de 11 años, sobrevivió al tiroteo de la primaria en Uvalde

Miah Cerillo, estudiante de 11 años que asistía a la primaria Robb en Uvalde relató junto con su familia una terrible experiencia sobre el tiroteo de hace unos días, efectuado por el ex-estudiante Salvador Ramos, de 18 años. Miah, quien se encuentra en recuperación por heridas en la espalda, narra cómo tuvo que embarrarse la sangre de su amigo recién asesinado para fingir que estaba muerta durante una hora, con el cuerpo de su compañero encima de ella, en lo que llegaba la policía.

El grupo de Miah, de cuarto año, llegó esa mañana a la escuela con la intención de celebrar el fin de curso. De acuerdo con lo que contó su familia, la clase estaba viendo la película de Disney “Lilo y Stitch” cuando el agresor irrumpió en las instalaciones con dos rifles en mano.

Al llegar al salón de Miah, el atacante se dirigió a la maestra con el rifle, y mientras ella intentó resistir y bloquear la entrada, murió a balazos. El atacante entró entonces y comenzó a disparar arbitrariamente a lxs niñxs de entre 10 y 11 años. En ese momento fue que el amigo de Miah, al recibir disparos, cayó sobre ella.

Al caer sobre su pecho, Miah rápidamente tomó la sangre del niño y la embarró en su cara y su cuerpo, fingiendo haber sido asesinada también para que el atacante no la alcanzara. “Fue valiente e inteligente al pensar en eso en ese momento”, dijo José Veloz, abuelo de Miah, al New York Times.

Cuando el agresor abandonó su salón para atacar el salón conjunto, Miah lo escuchó poniendo música mientras los gritos y los balazos continuaban sonando. 

Miah, junto con otrxs compañerxs que se resguardaron, aprovecharon para llamar a la policía, y algunos reportan que tuvieron que llamar al 911 varias veces al no recibir respuesta. “Por favor manden ya a la policía”, suplicaron las alumnas que llamaron, de acuerdo con los reportes de la investigación.

Se cree que hubo un retraso impresionante por parte de los policías, quienes al haber llegado fuera de las instalaciones esperaron casi 90 minutos para entrar mientras Miah y sus compañerxs fingían estar muertxs sin poder hacer nada más que escuchar a sus maestras y amigxs ser asesinadxs.

Aun así, algunos policías han justificado su retraso diciendo que estaban esperando refuerzos. Pero Steven C. McCraw, director de la policía estatal, ya confesó que fue la decisión incorrecta, tras leer las transcripciones de las llamadas que recibió el 911 por parte de las alumnas de cuarto año, viendo los efectos de la enorme cantidad de tiempo que se quedaron esperando hasta que por fin entrara la policía a disparar al agresor.

De acuerdo con la última actualización sobre el caso, el tiroteo dejó a 19 niñxs y dos maestras muertas. La tragedia deja mucho que evaluar y corregir al gobierno de Estados Unidos, empezando por el fácil acceso del agresor, como muchos otros, a las armas que se han llevado las vidas de miles de estudiantes por todo el país.

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