Opinión – ¿Es correcto usar el término “terrorismo”?

En las últimas décadas, la palabra “terrorismo” se ha vuelto controversial y, hasta cierto punto, tendenciosa. Esto es debido a que se le han adjudicado diversas connotaciones negativas, entre las que destacan cuestiones de racismo, orientalismo y discriminación, entre otras.
La visión imperialista, eurocentrista y en general de Occidente, se ha encargado de implantar una serie de ideas equivocadas que van desde pensar en las personas de Medio Oriente como personas manipuladas por la obsesión, el sentimiento irracional y el fanatismo hacia una u otra religión, hasta pensar que estas personas participan en actos criminales por el simple hecho de estar apegadas a cierta religión, específicamente, el Islam. Esta misma perspectiva imperialista, a través de los medios de comunicación masivos, le ha ido restando validez a cualquier religión que no sea el cristianismo, con la motivación de seguir aumentando su “dominio” (opresión) sobre otras naciones y comunidades.
•
Para poder tener una idea más clara sobre el terrorismo es necesario establecer una definición acertada del concepto. No obstante, expertos en el tema e incluso organizaciones internacionales han tenido dificultades para llegar a un acuerdo respecto a la definición de lo que realmente es el terrorismo, es decir, no han podido definirlo adecuadamente.
El Consejo de Europa señala que la palabra “terrorismo” se comenzó a utilizar a finales del siglo XVIII, para hablar del llamado “régimen del terror” en Francia, que principalmente hacía referencia al periodo de gobierno de Maximilien Robespierre (1793-1794). El “régimen del terror” se caracterizó, entre otras cosas, por el uso de métodos de represión violentos, entre los que destacan las ejecuciones masivas autorizadas por el Tribunal Revolucionario, que se encargaba de juzgar delitos políticos; en muchos casos los juicios se realizaban de manera arbitraria e injusta.
La Asamblea General de las Naciones Unidas indica que actualmente existen más de 100 definiciones distintas para terrorismo, aunque evidentemente ninguna de ellas es aceptada universalmente.
Regularmente se suele confundir la guerra con el terrorismo, o incluso se llegan a utilizar como sinónimo. Aunque es verdad que ambos tienen elementos en común, claramente no se refieren a lo mismo. Algunos de los elementos que comparten estos dos términos son los actos de extrema violencia –comúnmente motivados por consideraciones políticas o con fines estratégicos. Aunque en el caso de la guerra, ésta tiende a ser más generalizada y es más común que sus efectos involucren una destrucción más devastadora debido a que son actos ejecutados por grandes ejércitos que cuentan con un amplio arsenal de armas y dispositivos de tecnología avanzada. En cambio, los grupos terroristas, por lo general, no cuentan con los recursos financieros y de entrenamiento profesional que los ejércitos nacionales sí.
Las diferencias entre la guerra y el terrorismo no siempre son fáciles de identificar. Incluso expertos en el tema llegan a estar en desacuerdo sobre si un conflicto o campaña violenta se puede considerar como terrorismo, guerra civil, legítima defensa, insurrección, etcétera. El problema radica al llegar el momento de la elaboración de una legislación internacional que tenga el objetivo de hacer frente y frenar al terrorismo, puesto que es necesaria una correcta identificación y definición de lo que es y lo que no es el terrorismo.
La palabra “terrorismo” se suele utilizar de forma equivocada en la mayoría de las ocasiones, ya que no existe un consenso universal sobre los determinados casos en los que debería aplicarse. Es por esto que la Asamblea General de las Naciones Unidas generalmente emplea la siguiente definición (establecida en la Declaración de las Naciones Unidas de 1994, sobre medidas para eliminar el terrorismo internacional) con el fin de elaborar adecuadas soluciones a corto, mediano y largo plazo: “aquellos actos delictivos concebidos o planeados para provocar un estado de terror en la población en general, en un grupo de personas o en determinadas personas que son injustificables en todas las circunstancias, cualesquiera que sean las consideraciones políticas, filosóficas, ideológicas, raciales, étnicas, religiosas o de cualquier otra índole que se hagan valer para justificarlos”.
Esta definición se construyó bajo una serie de criterios que permiten un acercamiento a una clasificación del terrorismo más acertada. Entre estos criterios destacan que los actos criminales deben estar políticamente inspirados, deben implicar violencia o amenaza de violencia, deben ser cometidos por grupos subestatales y no propiamente por el estado, e implican de manera intencionada a grupos civiles como blanco para los ataques.
•
Por otra parte, el politólogo Gérard Chaliand señala que se considera legítimo hablar de terrorismo de estado cuando se utiliza el terror como un método de gobierno que le permite al poder establecido subyugar a quienes presenten cualquier forma de resistencia, mediante el temor colectivo y medidas extremas, generalmente la violencia desmesurada, desapariciones forzadas, asesinatos de opositores, tortura, etcétera.
En cuanto al terrorismo subestatal, el ex embajador de México en Reino Unido, José Juan de Olloqui, afirma que el terrorismo siempre tiene una implicación política y esto es la razón del porqué se tiene a la población civil como uno de los objetivos centrales, además de la necesidad de generar una discusión entre la opinión pública. El exembajador señala que los actos cometidos por los grupos subestatales pretenden obtener la legitimidad de la fuerza que naturalmente yace en el Estado.
Apoyando la idea de Chailiand, el exembajador José Juan de Olloqui declaró que el terrorismo de Estado es un tipo de terrorismo que opera desde el gobierno y su principal diferencia con las guerras entre naciones es que éste no se ejerce bajo el marco legal y por el contrario, se desarrolla desde la clandestinidad.
•
En el siglo XX, principalmente, los chechenos, abjasios, kurdos, palestinos y nacionalistas irlandeses se han visto en la situación de librar una guerra contra una nación colonizadora. Los Estados-nación, tal y como lo dicta la doctrina imperialista, han respondido ante esta defensa con más represión y violencia, pero, sobre todo, han mostrado intentos por restarle validez a la legítima defensa de estos grupos y comunidades, al clasificarlos erróneamente –pero de forma intencional– como terroristas.
Cadenas y medios informativos como BBC News han restringido el uso de la palabra “terrorismo” y han optado por emplear otras alternativas para referirse a casos que cubran sus periodistas. Continuando con el caso de BBC News, hace aproximadamente dos años, este medio decidió hacer uso de la palabra “rebelde” en contraposición a “terrorista”, indicando que este último término resta legitimidad política y que además se emplea usualmente como una “figura retórica negativa” asociada a acciones violentas injustificables.
Otras de las alternativas que ha utilizado BBC News han sido “atacante” e “insurgente”. La cadena televisiva señaló que, debido a la inexistencia de una definición universal del terrorismo, éste siempre implicará, al menos, una connotación política, por lo que, al no hacer uso de esta palabra, se mantendrá un mayor nivel de imparcialidad en sus reportajes y se evitarán juicios de valor y sesgos en la información.
Por lo general, el uso del concepto de terrorismo en otras regiones del mundo no está tan sujeto a la tendencia de racismo y de una ideología peyorativa, como lo es en el caso de las personas de Medio Oriente, que, en ocasiones, debido a la desinformación de distintos medios son señaladas como simples “bombarderos suicidas” y, en peores casos, agredidas por personas que no tienen justificación alguna mas que las ideas infundidas principalmente por el Occidente imperialista y colonizador.
En el manual para periodistas, “Los medios de comunicación y el terrorismo”, publicado por la UNESCO en 2017, se plantea la necesidad de establecer una clara diferencia entre actos de resistencia y actos de terrorismo. El documento se apoya del trabajo del politólogo francés Jacques Tarnero al establecer que “la elección de los métodos y los objetivos del combate diferencian entre resistencia y terrorismo”, puesto que, en la lucha contra la ocupación, la diferenciación entre estos dos conceptos es clave para entender la realidad de la situación, sin sesgos ocasionados por los medios de información.
•
Es de suma importancia establecer una clara definición de lo que es y lo que no es el terrorismo, debido a que, al no tener una delimitación de lo que implica, el término se suele usar de forma equivocada e incluso facilita el proceso de invalidar tanto a movimientos sociales y de resistencia, como a religiones y culturas. Es necesario llegar a un acuerdo universal sobre el terrorismo, con el fin de poder clasificar los diferentes actos presentados y poder hacer uso de estrategias internacionales para hacer frente a las inevitables consecuencias que pueda traer hacia la comunidad internacional.
•
•
•
Esta entrada forma parte de nuestra campaña de este mes en apoyo a Palestina y es parte del trabajo de nuestra periodista Jimena Rueda.
Les invitamos a seguir su trabajo en la sección de Política Internacional.
También les recordamos que pueden leer todas las notas relacionadas con la campaña de este mes escribiendo #FreePalestine en el buscador de Apalancado.com.mx o dando click a la etiqueta con el mismo hashtag en esta entrada.
Fotografía por: Leonardo Saldaña.