Opinión – Preguntémosle a Krishna cómo funcionan la vida y la muerte

Según las creencias hinduistas, este mundo es la “maya” o ilusión; la existencia que llevamos es efímera y la verdadera vida ocurre en el plano espiritual, ya sea en vida o después de la muerte; el «karma» o actividad representa todas las acciones realizadas, no sus consecuencias, y los actos y pensamientos que mantengamos en vida dictarán cómo será nuestra existencia en el próximo ciclo.
Krishna o «Bhagavan» es la deidad suprema del hinduismo. En el Bhagavad Gita explica a Arjuna cómo funciona la vida y la muerte: todo comienza cuando el príncipe Arjuna tiene que luchar contra de sus familiares y empieza a dudar si está obrando mal al poner sus emociones y dudas por encima de su deber como «kshatriya» o líder/guerrero. Ante la dicotomía de Arjuna, lo primero que Krishna le aclara es que los seres somos alma o espíritu contenido en un cuerpo y que el alma es imperecedera cuando dice:
Debes saber que es indestructible Lo que compenetra todo el cuerpo La destrucción de lo intangible No es posible en ningún momento (Cap. 2, 17)
Sólo el cuerpo es perecedero Del ser condicionado eterno Del indestructible e inmensurable ¡Oh Bharata lucha! si esto ya sabes (Cap. 2, 18)
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El mundo de la muerte hindú está compuesto por infinidad de planetas, uno por cada deidad de su vastísimo panteón politeísta. Éstos tienen una especie de jerarquía que los posiciona como superiores o inferiores en dependencia del nivel de “pureza”, por decirlo de algún modo. Por ejemplo: si una persona que lleva una vida sana y honorable es devoto a un dios en específico, como pudiera ser la deidad de la abundancia Lakshmi, al morir será enviado a su planeta por estar acorde con sus inclinaciones y sus acciones.
Entonces, ¿qué hay de la reencarnación? Pues, luego de morir y pasar unas largas vacaciones en el mundo de la deidad correspondiente, les tocará volver a la Tierra si es que no alcanzaron la madurez espiritual. Las personas que llegan a «Krishnaloka» pueden quedarse. Quienes van a planetas inferiores y no alcanzaron el grado espiritual supremo en vida son premiados temporalmente, después regresan a la Tierra para volver a nacer y seguir aprendiendo. La reencarnación no es un castigo eterno, más bien se plantea como una oportunidad o incluso un reto de superación. Es cierto que Krishna es selectivo. En cierto sentido es un poco tiquismiquis a la hora de “admitir” gente en su planeta.
“Alcanzando especies infernales los necios, vida tras vida, no pueden ¡Kaunteya! alcanzarme y aun más bajo se les envía”. A los “necios” o “yogis caídos” se les da no una segunda, sino infinitas oportunidades. En tanto a los sabios y piadosos se les recompensa por toda la eternidad. Al menos Krishna le da directamente a Arjuna una explicación de cómo ser sabio y proceder en la vida para poder alcanzarlo. Esa sabiduría se transcribió a su texto sagrado, el “Bhagavad Gita” y por consecuencia se transmite a todos las personas que lo lean.
Sri Bhagavan (Krishna) dijo: ¡Partha! ni en esta ni en la otra vida Habrá destrucción para él Pues el que practica el bien Nunca en desgracia termina (Cap. 6, 40)
Alcanza un lugar de seres piadosos Y después de morar muchos años en él En un hogar próspero o virtuoso El yogi caído vuelve a nacer (Cap. 6, 41)
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Un «brahmán» es una persona dedicada plenamente al «servicio devocional». El «servicio devocional» implica: amar, rendir tributo, estudiar, enseñar si se es «gurú» o maestro espiritual, llevar una vida desapegada de la “ilusión de la materia” y respetar las prácticas de su deidad. Un «yogui» se dedica –aunque no plenamente como un brahmán– al servicio devocional y también puede llegar a Krishna. Ambos han conquistado el renacimiento y podrán permanecer con su Dios permanentemente en «Krishnaloka» o el planeta de Krishna.
Entonces la conciencia recupera -La que tuvo en su cuerpo anterior- Y de allí de nuevo se esmera ¡Oh hijo de Kuru! por la perfección (Cap. 6, 43)
Y después de dedicarse con esfuerzo El yogi limpio de pecados Tras muchas vidas y ya perfecto Alcanza el fin más elevado (Cap. 6, 45)
Entonces no tiene nada de sentido preocuparse por dejar este mundo porque hay otro luego y en algún momento regresaremos si es necesario.
Si incluso piensas que nace siempre Y que siempre está sujeta a morir Aun si es así, ¡Oh el de brazos fuertes! No tienes por qué lamentar y sufrir (Cap. 2, 26)
Para el que nace la muerte es segura Y para el que muere seguro es el nacer Por ello ante lo inevitable no ayuda El lamentar sobre lo que siempre fue (Cap. 2, 27)
Siguiendo los preceptos hinduistas… realmente no morimos nunca. ¿Te quedaste en shock, eh? Tal cual, no morimos porque somos alma y el alma es energía, es una pequeñísima parte de Krishna (Dios). La energía no muere y Dios tampoco; aunque Nietzsche no estaría muy de acuerdo con lo segundo, pero dejemos ese tema para otra ocasión. El alma tampoco puede ser asesinada por otra persona; es tan pequeña que ningún ser humano podría tocarla. Por lo tanto, ¿cómo es posible matar algo que no se puede tocar con ningún instrumento u arma? La respuesta es que no se puede. Entonces los seres sólo son capaces de dañar el cuerpo, no la esencia.
Nunca tuvo nacimiento ni muerte No es que fue, que será o volverá a ser Es innaciente, eterno, permanente Cuando se mata el cuerpo no muere él (Cap. 2, 20)
Sabiendo que es eterno e indestructible Que no tiene comienzo y es inmutable ¿Cómo ¡Oh Partha! consideras posible Hacer que maten, o matar a alguien? (Cap. 2, 21)
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El viaje de retorno a la Tierra puede ser de dos formas: como un ser humano o como animal. Asociado a ello está el tabú de comer carne, ya que sería como comerse a otro ser humano enfrascado en un recipiente animal. En otras palabras, una forma de canibalismo. Por ello basan su alimentación en productos que no sean de origen animal. Aunque sí consumen derivados como la leche y la mantequilla. Del mismo modo que no se aconseja comer carne, tampoco se debe maltratar de ninguna forma a los animales.
Si cuando prevalece la bondad Deja el cuerpo el corporificado Entonces los planetas de los sabios Que son puros, podrá alcanzar (Cap. 14, 14)
Si muere dominado por la pasión Nace apegado al fruto de la acción Y si muere estando en la oscuridad Nace en una especie animal (Cap. 14, 15)
En fin, ya está a tu disposición, de forma resumida y potable, la respuesta a cómo funcionan la vida y la muerte. No están separados, sino que son fases distintas de un continuo. El cuerpo nos permite experimentar, pero del mismo modo es propenso a ser engañado por las sensaciones, a caer en la avaricia, al apego y sobre todo a olvidar lo que es importante. El principal problema de la vida es que pensamos que somos el cuerpo que habitamos.
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Hare Krishna, Hare Krishna. Krishna Krishna, Hare Hare. Hare Rama, Hare Rama, Rama Rama. Hare Hare.
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Esta entrada forma parte de «Qahwa Chai», una columna de Oriente escrita por nuestra periodista Aby Diago Monzón.
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