9 de diciembre de 2023

Apalancado

Lo más coherente e incoherente del mundo

Opinión – De verdades y dátiles: ¿qué es la verdad y cómo llegan a ella los sabios coránicos?

En primera instancia, ¿qué es la verdad? ¿Será una certeza absoluta? ¿Será el argumento dado por el mejor orador? ¿Será lo que dice una autoridad suprema e infalible? La verdad tiene un poco de las tres; a fin de cuentas, es la versión de la realidad que se decida aceptar. La verdad es personal (en cuestiones no científicas) y depende de la propia perspectiva que se tenga sobre un suceso, la verdad es mutable y sensible a los cambios del espacio-tiempo. 

El no saber la verdad o no tener una certeza sobre un evento es a lo que llamamos incertidumbre, elemento fuertemente vinculado a la fe. La incertidumbre puede conducir a un individuo hacia una creencia y la misma incertidumbre es capaz de destruir esa ideología. Es tanto lazo que une como tijera que corta. Por ello, en cuestiones de creencias es importante conocer “la verdad” o permanecer en “la no incertidumbre”, porque la certeza de tener la verdad en las manos refuerza el lazo con la ideología escogida.

Habiendo definido en cierta medida qué es la verdad y cómo funciona, pasemos a la interrogante que nos ocupa. ¿Quién tiene la verdad? ¿El texto sagrado, el sabio, o el que cuestiona? Este enigma tampoco tiene una solución clara. En los orígenes del Islam, basándose en “quién tiene la verdad última”, el pueblo sabía qué preceptos seguir, lo cual era un asunto sumamente relevante. Al ser una sociedad con tendencias comunitarias, se atribuía alto valor al acuerdo común. La libre interpretación se convertía en un problema en el momento en que se producían opiniones individuales muy diferentes que interferían con el funcionamiento social. De ahí la importancia del “¿quién conoce/tiene la verdad?”. La solución de la época fue agruparse en escuelas de pensamiento, donde convenían personas que compartían la misma idea sobre “quién tiene la verdad” o “cómo acceder a ella”, elementos que desde el punto de vista de la época guardaban una estrecha relación.

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Escuelas de pensamiento

Malikí, Hanafi, Shafí y Hanbalí son los nombres de cuatro de las principales escuelas de jurisprudencia en la estructuración del Islam. Cada una tiene su ideología respecto a la verdad y la autoridad.

  • La Malikí, creada por Abdel Malik (715-795 d.C), propone que los valores centrales son la tradición y el bien común, por lo que “la verdad” se subordina a éstos. “Un erudito podía rebasar los límites de la analogía rigurosa en interés del bienestar humano «istislá»”.
  • La Hanafi, fundada por Abu Hanifa (669-767 d.C), separa la razón de la religión, abriendo un espacio a la interpretación y la filosofía.
  • La Shafi´i (767-820 d.C) pone límites al poder de la tradición por medio del sentido común y la razón. La Hanbalí, iniciada por Ibn Hanbal (780-855 d.c), consta de un tradicionalismo rígido donde los eruditos hacen interpretaciones de las normas morales y legales, y su interpretación era indiscutible.
  • Por otro lado, se encuentra la rama de los Sunnitas, que abogan por mantener la paz por encima de la razón. En el Corán se confirma esta búsqueda de la unidad de los pueblos judíos, cristianos y musulmanes, es decir los «Ahlul-kitab» o “La gente del Libro” bajo la visión de que Dios es uno y ha enviado varios mensajeros portando diferentes mensajes para cada pueblo.

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La razón y la interpretación

«Kalam» significa razonamiento. Es una forma de comprender el mundo por medio de la construcción de la verdad por parte del individuo. El razonamiento puede ser diferente en cuanto a la secuencia del análisis o en dependencia de quién es la figura que está haciendo la interpretación:  un «ulama», un califa o es «ish ijad», es decir una interpretación propia. 

En el Siglo I árabe, o siglo VII (d.C), el pueblo árabe musulmán planteó que la vía de acceso a la verdad era mediante la razón «kalam». En el Siglo II árabe, los Mutazilí «los que se mantienen separados» propusieron que la razón debe aplicarse a las ideas del Corán. La primera va de la razón hacia una teoría que puede coincidir o no con el Corán y la segunda refiere a hallarle un sentido lógico a lo que está escrito en el texto sagrado.

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Las autoridades

La interpretación no es la única manera de llegar a la verdad; saber escuchar a los más sabios también es una opción. El saber religioso o «ilm» es un tema sumamente vasto. Para alcanzar un grado de comprensión profundo (que rebase la superficialidad de la aplicación literal) se requieren habilidades de otro nivel. Los «ulamas» son aquellas figuras dedicadas al saber religioso que no solo abarca las prácticas de devoción a Dios, sino filosofías de vida, reglas éticas e incluso postulados legales o administrativos de una comunidad. Bajo el entendido de que los «ulamas» son expertos y por tanto están más avanzados en el tema, tiene mucho sentido adoptar sus ideas, así como lo hace un alumno que escucha y aprende de su profesor. Para algunas escuelas de pensamiento los «ulamas» son infalibles y para otras no. Es decir que su criterio puede ser considerado como la verdad última, o solo como punto de referencia. “Los zaidíes no creían que el imán fuese infalible o ejerciera una autoridad superior a la humana. Pero los otros dos movimientos chiíes importantes llegaron más lejos. Ambos sostenían que el imanato se traspasaba por designación del imán del momento, y que el imán designado de este modo era el único e infalible intérprete de la revelación de Dios por mediación del Profeta” narra Hourani en su libro La Historia de los Árabes.

Otras de las figuras importantes de un estado islámico son los califas. A diferencia de los imames que representaban una especie de autoridad espiritual, éstos son líderes que constituían la autoridad administrativa. Los califas también pudieran tener un criterio infalible o no (respecto a la religión) en dependencia de la escuela de pensamiento que se tome como punto de referencia.

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Las escrituras

La existencia de Dios es una pregunta importante, tanto para el ámbito espiritual como el científico y el filosófico. En caso de ser aceptada la existencia de este ser o de algo parecido (entiéndase un ente controlador, una energía, una forma superior de vida, etc…) surge la duda de cuál es su naturaleza. Qué relación tiene con los seres humanos, qué quiere, qué no quiere, o cuál es el propósito de nuestra existencia son preguntas que brotan. En tercer lugar, es vital discernir entre lo que es correcto y lo que no. Todas estas incertidumbres sobre la existencia son abordadas por las religiones, ideologías, filosofías o creencias morales. De esta forma, cuando hago alusión al Corán o al Islam en este escrito (considerando ambos como una recopilación de ideologías y prácticas) se pueden hacer analogías con la creencia o filosofía que cada quien sostenga.

El Corán explica que “una vez establecida la diferencia entre la guía correcta y el desvío no se puede forzar a nadie a creer”. En este fragmento se hace referencia a la creencia en Dios y al respeto por los “5 pilares” o fundamentos básicos. Sin embargo, con esta frase busco hacer énfasis en el hecho de que frente a todas las versiones de la verdad que nos muestre el mundo, cada cual es libre de creer lo que quiera. Como no siempre es claro cuál es el camino correcto y cuál el equivocado (o qué es verídico y qué es falso), digamos que cada quien puede escoger entre las versiones de la verdad, la que más le convenza y con la que más se identifique.

En la interpretación del Corán, se considera que hay dos tipos de versículos, los «mujkam» y los «mutashabih». Mujkam significa perfeccionado y claro, mutashabih quiere decir que tiene más de un sentido. Las personas más versadas en la cultura árabe y el Islam aconsejan que para una mejor comprensión de la obra se deben interpretar los versículos mushabih con base en los mujkam. En el Capítulo 3, Versículo 7 del Corán está escrito “Él (Dios) es Quien te ha revelado el Libro [¿oh Mujámmad!]]. El él hay versículos categóricos de significado evidente, que son la base del Libro, y otros que aceptan interpretaciones. Los que tienen el corazón extraviado siguen solo los interpretables con el fin de sembrar la discordia y hacer una interpretación interesada” [Traducción del Corán al español por la Lic. Isa García].

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La verdad, a fin de cuentas, es como la arena del desierto; corre libre, sin dueño. Cambia de rumbo y de forma. A veces es una llanura, a veces dunas. Otras veces se vuelve la ilusión de un oasis, lo que solo es polvo. La verdad carece de límites o fronteras y depende de la perspectiva. Cada cual la encuentra donde quiere y siempre se podrá encontrar un argumento para defender la versión que se escoja. La verdad es escurridiza y muchas veces se nos escapa entre los dedos. Piensa por un segundo cuál es el camino que más transitas en tu día a día: razonar, escuchar o adoptar una idea lo más literal posible.

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