Opinión – El futuro de los derechos reproductivos, de género y LGBT+ en América Latina y el Caribe

En la tarde de ayer, 26 de septiembre, ocurrió uno de los referendos más transgresores de la historia de América Latina y el Caribe; Cuba, con un 66.87% a favor, aprobó el “Código de las Familias”, donde principalmente se legalizaba el matrimonio y adopción igualitaria y se redefinió el concepto de familia, siendo nombrada como una de las políticas más progresistas en Latinoamérica y el Caribe. El mismo día, el Ministro y Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación comunicó que presentó el “Protocolo para Juzgar con perspectiva de orientación sexual, identidad y expresión de género y características sexuales de la Suprema Corte de Justicia de la Nación” como el inicio de un proyecto que ayude a disminuir los delitos de odio en México. Al igual que las próximas elecciones que se celebrarán en Brasil este año serán recordadas por el alto número de mujeres candidatas, 9000 para ser exactos, o sea el 33.81%, señalando un interesante avance social y legislativo tanto dentro de México como en el resto del subcontinente.
Los movimientos LGBT+ en América Latina han hecho avances legislativos descomunales desde los años 80 — cabe aclarar que no de modo homogéneo y desde el aspecto social aún hay mucho que desear, pero sin duda, como comunidad latina, nos estamos acercando hacia la dirección correcta — principalmente, si nos enfocamos que la persecución por discriminación por razones de identidad y orientación sexual ya está penalizada en la mayoría de países y que muchos países latinoamericanos son pioneros en la legalización del matrimonio y la adopción igualitaria y cada día salen nuevas leyes y proyectos pro LGBT+ que buscan salvaguardar los derechos de la comunidad.
Desde la perspectiva de Género y enfocándonos en las elecciones brasileñas un momento, el hecho que haya una presencia mayor de mujeres dentro de las elecciones y que haya un historial donde los gobiernos latinoamericanos encabezados por mujeres suelen tener e impulsar leyes más progresistas como los de Cristina Fernández en Argentina, Dilma Rousseff en Brasil y Michelle Bachelet en Chile, no nos exime de olvidar que estás mujeres también han sido investigadas por corrupción, lavado de dinero y abuso de poder, incluso Roussef fue destituida por esto, abriéndole la puerta a Bolsonaro. Incluso hay algunas que tienes propuestas igual de tradicionales y religiosas que Bolsonaro; como Simone Tebet, a quien señalan de pertenecer a la derecha brasileña y quien durante el últimos debate televisado donde asistió Bolsonaro dijo: “Estoy en contra del aborto. Soy católica, soy cristiana, pero también feminista”desconcertando a todos, sobre todo a sus contrincantes mujeres, como Sofía Manzano, quien le parece que: “muchas candidatas se aprovechan más del hecho de ser mujeres que de situar la lucha feminista en las elecciones”.
Igualmente, desde los derechos reproductivos, como el aborto, la educación sexual integral y el acceso a anticonceptivos en América Latina ha habido pasos enormes hacia enfrente y hacia atrás. Actualmente Argentina, Cuba, México, Uruguay y, más recientemente, Colombia han legalizado la interrupción del embarazo, otros cinco lo prohíben a todas las circunstancias y el resto lo permiten bajo una serie de condiciones.
El país que lo inicio todo; Argentina, apenas aprobó su ley a principios del año pasado y apenas Colombia se sumó a la despenalización en febrero de este año, permitiéndolo hasta las 24 semanas, o sea, hasta los seis meses, remarcado que cuando pone en riesgo a la gestante, fue resultado de violación o el producto es inviable, en esas tres situaciones el aborto se podrá hacer en cualquier momento.
Y, por último, el día de hoy la Organización Panamericana de Salud (OPS) escogerá está semana a su nuevo director, donde, entre los candidatos, se encuentra la mexicana Nadie Flora Gasman doctora en salud pública, enfocada en combatir la violencia y la discriminación contra las mujeres que viven en poblaciones vulnerables, sobre todo en temas de educación, tratamiento dentro del ámbito sexual y desarrollar la salud a nivel regional.