Día Mundial de los Animales: el kilómetro cero del respeto

El respeto por la vida en cualquiera de sus formas de expresión no tiene por qué ser una idea ligada a elementos distantes de nuestra realidad y contexto. El respeto por la vida empieza aquí, en uno mismo y nuestro entorno, siendo consecuentes y responsables con lo que tenemos a nuestro alrededor. Esto incluye elementos tan simples como hacer un comedero casero para aves o darle un poco de agua al perro de la esquina, hasta prácticas en contextos de mayor dimensión representados por escenarios como el de seguir las regulaciones éticas para el trabajo con animales en los laboratorios o no abusar de los animales empleados en las labores de carga o agricultura.
El primer paso en aras del cuidado animal se da en la mente, cuando visualizamos a los miembros de la fauna como seres vivos, capaces de sentir. Tomando en cuenta que tienen necesidad de alimentos, espacios para habitar y sentirse seguros. Seguidamente esa idea se manifiesta en nuestras actitudes hacia ellos. El cambio se genera por medio de la multiplicación de las acciones simples, de los pequeños sucesos. Hechos microscópicos como tratar con dignidad a tu propia mascota al proveerla de condiciones decentes de vida; ayudar a los animales callejeros a encontrar refugio o contribuir a su subsistencia con agua o algo de alimento marcan la diferencia. Crear conciencia y contribuir a la causa ecológica no tiene que ser algo serio y aburrido, puede ser parte de la recreación del fin de semana, construir un bebedero o una casa para aves. Puedes donar a fundaciones de adopción o contribuir con adopciones temporalmente y con ello disminuiría la carga de estas instituciones.
La grandeza de una nación y su progreso moral puede ser juzgado por la forma en que sus animales son tratados
Mahatma Gandhi
Los animales merecen respeto y tienen fundamentos que abogan por el trato digno como es la Declaración Universal de los Derechos del Animal, que consta de 14 disposiciones que deben ser defendidas por la ley y los órganos gubernamentales. Esta declaración fue adoptada por La Liga Internacional de los Derechos del Animal en 1977 y proclamada por la misma organización al año siguiente. Posteriormente recibió la aprobación de la Organización de Naciones Unidas (ONU) y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). Los animales no deben ser sometidos a malos tratos ni a actos crueles, y en caso de muerte necesaria, que esta sea instantánea, indolora y no generadora de angustia (Art.3). Todo animal de trabajo a una limitación razonable del tiempo e intensidad del trabajo, a una alimentación reparadora y al reposo (Art. 7). Todo animal que habite tradicionalmente en el entorno de los humanos tiene derecho a vivir y crecer al ritmo y en las condiciones de vida y de libertad que sean propias de su especie. Por tanto las modificaciones de dicho ritmo o condiciones por parte de los humanos con fines mercantiles es contraria a este derecho (Art.5), enunciando también que la contaminación y la destrucción del ambiente natural conducen al genocidio de las especies (Art.12). Además de regular el trato con las especies que nos rodean, hacen especial mención de las mascotas o animales de compañía, considerando como un acto cruel el abandono de estos. En la siguiente instancia se hace referencia al trato de los animales en ámbitos experimentales que pudieran incluir sufrimiento físico o psicológico, en el marco de las farmacéuticas y la medicina, las industrias cosméticas y pruebas de productos comerciales, entre otros.