30 de noviembre de 2023

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QahwaChai-Las lágrimas de Indonesia: lo que el mar le ha robado a la tierra y al pueblo

En portada: La mezquita Waladuna de Muara Baru, en el norte de Yakarta, se ha visto afectada por las inundaciones costeras desde el año 2000 y ya no se utiliza.

Indonesia es un archipiélago, con una población de casi 300 millones de habitantes. El Gobierno se ha enfocado en promover al país como centro de inversiones, con el mejoramiento de la infraestructura nacional. La creciente urbanización en este país ha causado estragos a nivel ambiental y social. Los edificios y máquinas se abren paso entre la gente, haciéndolos a un lado y pasando por encima del verde para teñirlo de asfalto.

En el ámbito económico ha optado por aprovechar sus recursos marítimos y desarrollar su infraestructura de energía eléctrica. Cuentan con valiosos recursos como: petróleo, gas y minerales; maquinaria eléctrica y mecánica; grasas animales y aceites vegetales, que constituyen las principales exportaciones según informa el Centro de Estudios Internacionales de México Gilberto Bosques.

La crisis ambiental

La capital de Indonesia, Yakarta, se está hundiendo. Lo que llevó al gobierno a trasladar la capital a una nueva ciudad a más de 1500 kilómetros. La nueva capital está en proceso de construcción en la Isla de Borneo, “el pulmón verde de Indonesia” y debería estar lista para 2045. Pero este “traslado” implica la reestructuración del lugar. En primera instancia, hay que hacer terreno para los edificios, en otras palabras: deforestar. Este jinete del apocalipsis ecológico conlleva la afectación del hábitat de varias especies animales, entre ellos el orangután que es un símbolo de Indonesia.

Yakarta está resguardada por un muro costero de 5 metros de alto y 32 kilómetros de largo, que impide que el agua penetre y se trague la ciudad. El muro fue construido por el Gobierno en 2002, ahora está un poco deteriorado y han aparecido grietas por donde filtra el agua. La capital tiene 11 millones de habitantes y se está hundiendo a gran velocidad. Cada año el nivel del agua crece 25 centímetros. Parece poco, pero imagina que en cuatro años tu casa pudiera estar un metro bajo el agua. Es una idea alarmante. La situación empeora cuando caen fuertes lluvias y que alteran fuertemente la vida de los habitantes. La perforación de pozos para la extracción de agua tiene como secuela que los suelos ya no puedan sostener la ciudad.

National Geographic por otro lado, hace un recuento histórico trazando las raíces del problema hacia el periodo de colonización holandesa. Yakarta es un puerto importante asentado en un delta (atravesado por 13 ríos). Anteriormente tenía manglares que amortiguaban la influencia del agua, pero fueron talados. National Geographic comenta que “Cuando los holandeses colonizaron Indonesia en 1619, empezaron a transformarla para que se pareciera a una típica ciudad holandesa, con edificios modernos y canales. Los canales estaban pensados para regular el flujo y controlar las inundaciones, pero los investigadores sostienen que agravaron el problema subyacente”.

El miedo de que la ciudad quede sumergida

En 2007 ocurrió una catástrofe y el muro no pudo contrarrestar la potencia del agua. Los ciudadanos cercanos al muro están pendientes de su estado y viven el miedo constante de “qué pasaría si este cede de pronto”, “qué pasaría si no resiste más la fuerza del mar”, “y si nos hundimos”. El miedo de que se repita un evento como el de 2007 acecha a los habitantes como un fantasma que no encuentra descanso.

Muhammad Ronny, habitante de Yakarta dice en una entrevista a France24 “Muchos de los sitios a los que iba a jugar cuando era niño han desaparecido desde la construcción (del muro), y las tierras que hay del otro lado fueron engullidas por el océano.” El agua salada ha robado sitios especiales para las generaciones anteriores; ahora solo les quedan las historias y los recuerdos. En medio de este triste escenario, parecería muy claro qué es lo correcto y qué es lo que hay que hacer: construir una ciudad nueva en Borneo que le brinde a los habitantes de Yakarta la merecida paz y estabilidad.

Los habitantes de la villa de Cemarajaya en el oeste de Java también son amenazados por el agua. Rudi Candia, el jefe de la villa explica para South China Morning Post que la erosión del suelo alcanza 6 km de la costa, dejando más desprotegida la zona -que ya era propensa a inundaciones-. Hay 470 casas afectadas y 164 que han sido reubicadas. La carretera principal ha colapsado 2 veces en 6 meses debido a la marea alta. Como medida de protección contra el agua, los residentes han apilado bolsas de arena en la entrada de sus casas y han levantado una especie de valla a modo de barrera. Pero los sacos no sol lo suficientemente fuertes, solo son una solución momentánea y hay que cambiarlos cuando golpean las olas, comentan los pobladores. A falta de carreteras también usan sacos de arena gigante para poder transitar.

Las consecuencias de la urbanización de Borneo

Oficialmente, para la construcción de la nueva capital “Nusantara” solo se destruirían áreas boscosas dedicadas a la industria del papel. Es una zona propicia: abundantes recursos, bajo riesgo de sismos o inundaciones, a buena altura…un paraíso. Que abre las posibilidades al desarrollo económico. El precio del paraíso…la expulsión de los nativos que ahí habitan. “Vivíamos aquí desde hace mucho tiempo, cuando todavía no había carreteras y había que cruzar los ríos para moverse, cuando nuestro pueblo no tenía electricidad. Y ahora nos quieren echar para que los nuevos habitantes tengan espacio” dijo Yati Dahlia a France24.

La casa es una cantidad de metros cuadrados, cercado por paredes que marcan la diferencia entre tu espacio privado y el mundo; pero el hogar es más que eso. Es el barrio, los alrededores donde creciste y la gente con la que siempre te has rodeado. Para la construcción de la presa que abastecerá a la ciudad 80 familias serán desplazadas a 200 kilómetros, ya que sus viviendas están demasiado cerca de la construcción. La urbanización le está robando a esta gente sus tierras, sus casas, sus cultivos. A pesar de que recibirán nuevas viviendas y no estarán en la calle, nada borra el sentimiento de la pérdida del hogar.

El aceite de palma, esa es otra historia. Al ser una de las principales exportaciones del país, se dedican grandes terrenos a su cultivo. Para la siembra de bosques de palma se ha destruido parte del hábitat de los orangutanes.

La urbanización ha robado espacio a los manglares. Lo verde se transforma en gris y lo que antes era un bello manglar se ha convertido en puerto. Y mientras más terreno se requiera, más kilómetros le serán robados a la selva y sus habitantes. Estos ecosistemas albergan especies que solamente se encuentran en Borneo. En la zona solo quedan 150 monos narigudos, y siguen disminuyendo. A ellos también les están quitando espacio y sustento en favor de los habitantes de Yakarta.

Especies endémicas de Borneo:

Borneo es parte de 3 países, Malasia, Borneo y Brunei. Guarda en su interior una enorme cantidad de especies únicas en el planeta. En su mayoría selva espesa, tiene montañas al interior y la isla está bordeada por manglares. La Rafflesia es la flor más grande del mundo. Mide casi un metro de diámetro, pesa hasta 11 kilos. Es de color rojo y huele mal. Solo florece cada 4 años y vive cerca de 7 días. Lo que hace difícil avistarla. El conocido orangután anaranjado-rojizo solo habita en Borneo y Sumatra; es el segundo primate más grande después de los gorilas. Están en peligro de extinción y a diferencia de otros primates, son más solitarios. El mono narigudo, el elefante pigmeo, el oso malayo y los delfines de agua dulce son especies endémicas de ahí. Borneo se clasifica dentro de los destinos más salvajes del mundo. Sus arrecifes de colar, las cuevas y la diversidad marina la hacen un destino de gran atractivo turístico. Las mantarrayas de Sangalaki, los nudibranquios y arrecifes de Samana, las medusas (que no pican) de Kakaban.

Cuando se está enfrente de un hecho tan colosal como la edificación de una ciudad en medio de una zona natural tan rica; poblada de animales en peligro de extinción, flora única; tribus antiguas y tanta, tanta vida en todas sus formas, no se puede pensar ingenuamente que solo se está construyendo “una ciudad más”. Se está colocando un elemento extraño en el corazón verde de Borneo que está alterando su funcionamiento y lo seguirá haciendo cada vez más. Sin embargo, no es opción ignorar el miedo de los habitantes de Yakarta y otras ciudades. Estas son las lágrimas de Indonesia, el dolor de su pueblo y el dolor de la naturaleza. ¿Habrán tomado la decisión correcta? ¿Quedarán otras alternativas?

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Esta entrada forma parte de QahwaChai, una columna enfocada en la cultura de Asia y África escrita por la periodista Aby Diago Monzón. No te pierdas de nuevas actualizaciones dando click en la etiqueta “QahwaChai” al final de esta publicación.

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