¿Cómo es el cáncer infantil?

Smiling female doctor giving a teddy bear to a girl patient lying down on a hospital bed
“Cáncer” es una palabra que causa estruendos al ser pronunciada. Quien la escucha piensa en el sufrimiento y la muerte, los hospitales y la quimioterapia. Es posible que alguna imagen se haya fijado en tu recuerdo de series o películas. Batas claras y gorros o pelucas para cubrir las consecuencias de un cuerpo desgastado por luchar por sobrevivir un día más. ¿Qué pasa cuando se trata de un niño? ¿Cómo le dices? ¿Cómo es diferente el trato médico?
Los principales tipos de cáncer diagnosticados a menores de edad son: leucemias, cáncer de encéfalo y otros tumores del sistema nervioso central, y linfomas, informa el NIH (Instituto Nacional de Cáncer de Estados Unidos). En dependencia del tipo de cáncer y el grado de evolución alcanzado se aplicará el tratamiento. Los tratamientos involucran un amplio espectro de trabajadores de diferentes especialidades en función de un paciente, en el que también se involucran doctores, trabajadores sociales o psicólogos.
Algunos tratamientos generales son: la inmunoterapia, las pruebas con biomarcadores, la terapia dirigida que actúa sobre las células cancerosas, terapias de luz, calor o con hormonas; entre otras. Para el linfoma de Hodgkin infantil se puede aplicar quimioterapia, radioterapia, terapia dirigida, inmunoterapia, cirugía, quimioterapia de dosis altas con trasplante de células madre y también se cuenta con ensayos clínicos en los que pueden participar.
Los cánceres raros (por ejemplo cáncer de mama, de nasofaringe o colorrectal) no son frecuentes en niños ni adolescentes. Al ser tan poco frecuentes los profesionales suelen basarse en lo aplicado al tratar a otro niño o un grupo pequeño de estos. La escasez de casos dificulta el establecimiento de procedimientos más estandarizados o conocimientos más amplios del tema.
Algunas instituciones mantienen tratos preferenciales como la risoterapia o las famosas listas de deseos. Otras con acompañamiento psicológico a estos niños para ayudarlos a procesar la enfermedad, aprender a convivir con ella, prepararlos para la reincorporación progresiva a la vida cotidiana y si fuera necesario ayudarlos a despedirse.
Los padres también necesitan de apoyo y contención para poder sobrellevar un evento tan impactante como este, que irrumpe con el curso usual de la vida familiar. La PAHO explica que “los pacientes pediátricos necesitan un acompañamiento continuo y es frecuente que el cuidado recaiga en una sola persona, que se convierte en la principal responsable. Esta suele ser la madre, que por su papel sufre una mayor exposición a la morbilidad asociada con la depresión, la ansiedad y el aislamiento social, entre otros síntomas”.